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lo que se oculta tras la fotografía, lo que se ampara indefectiblemente en ella, es la muerte.
de la muerte y el álbum familiar
empecé el borrador de este texto la semana que bad bunny lanzó DeBÍ TiRAR MáS FOToS. ya para entonces las redes sociales habían explotado con tiktoks y reels de decenas de usuarios que recordaban a seres queridos fallecidos, mascotas incluidas, mientras el estribillo de la canción que da nombre al disco sonaba una y otra vez.
este trend, propio de la sensibilidad de la época navideña que acababa de terminar, derivó en un conjuro colectivo ante la añoranza inconsolable por la pérdida definitiva de quien se ama, y con él, se reveló lo que para roland barthes es la esencia de la fotografía: la obstinación del referente en estar siempre ahí.
La foto es literalmente una emanación del referente. De un cuerpo real, que se encontraba allí, han salido unas radiaciones que vienen a impresionarme a mí; la foto del ser desaparecido viene a impresionarme al igual que los rayos diferidos de una estrella. Una especie de cordón umbilical une el cuerpo de la cosa fotografiada a mi mirada: la luz, aunque impalpable, es aquí un medio carnal, una piel que comparto con aquel o aquella que han sido fotografiados.
la tesis central de la cámara lúcida es que el noema de la fotografía es la contundente constatación de aquello que ha sido. más aún: con la fotografía, el cuerpo del ser amado es inmortalizado por mediación de un metal precioso, la plata, que como todos los metales de la alquimia, es viviente. la imagen captada a partir de la proyección de la luz sobre una superficie sensible adquiere entonces características paranormales. no solo podemos ver a nuestros muertos con vida, sino ser tocados por ellos. para barthes, la fotografía tiene algo que ver con la resurrección.
no es casual entonces que el álbum familiar tome un lugar protagónico en nuestras vidas como dispositivo de la memoria y como herramienta de nuestro relato genealógico. un par de celebridades, miranda july y john mayer, dieron recientemente un testimonio sobre esto en sus cuentas de instagram, a propósito de los devastadores incendios en los ángeles.
es por ello que la pérdida casi total del archivo fotográfico de mi madre que sucedió después de su muerte fuera igual de trágica para mí. conservo, conservamos, apenas un puñado de fotos de ella y en ninguna está solo ella. en ninguna es ella de niña. a diferencia de barthes, no tengo una foto del invernadero. el duelo por esta ausencia de archivo, mi incendio de alejandría personal, ha sido tan intenso como el duelo por su muerte.
y quizá es por ello que hoy la conjuro en cada retrato que tomo. ella es el espectro que se obstina en estar siempre ahí.
espectros cotidianos es un proyecto en curso. de esta incipiente práctica fotográfica lo que más disfruto es el momento de juego con mis sujetos de estudio favoritos: mis amigas y amigos. gracias maf, dani, marce, luis, david, andemo, roy, vic, óscar y, sobre todo, gracias a salvador y atolito por permitirme congelar en el tiempo su emanación de luz. les amo.








Me urge empezar nuestro proyecto...
Ufff, “mi incendio de alejandría personal” 😢
Algún día nos vas a compartir un texto que no humedece los ojos, verdad?